Comienza una nueva etapa, la
última camino del Proyecto Final de Carrera (PFC), en esta ocasión nos
trasladamos hasta Oreja en la provincia de Toledo, muy cerca del límite con la
Comunidad de Madrid.
En este entorno lidiaremos con
conceptos como el tiempo, el paisaje, la memoria, la reactivación…
El tiempo queda patente gracias a
las ruinas existentes. Tal es el caso de la torre del castillo, que nos muestra
que antaño era un lugar estratégicamente situado para la defensa de las orillas
del río Tajo. Su altura y el difícil acceso lo convertían en un lugar casi
inexpugnable.
Muy cerca del castillo se
encuentran los restos de un mínimo asentamiento en ruinas y abandonado,
principalmente por aquello que antes fue su virtud y que luego resultó ser su
condena, la incomunicación.
El paisaje, que se percibe desde
lo alto del farallón, nos brinda unas impresionantes vistas del paisaje
manchego y la cuenca el río Tajo.
La memoria, no solo de las
historias que se encierran tras estas piedras y adoses caídos, sino la que
conservan sus antiguos habitantes y familiares que cada 15 de agosto se reúnen
para celebrar la fiesta de la virgen en el único edificio que se encuentra en
uso, la iglesia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario